Arcos en patio de casa y peculiar esquinero en la unión de las calles de Comercio y Juárez.
Adorno y balcón en la primera casona construída en Jerez (calle de la Aurora).
Aunque la
veleta girara en sentido
desacostumbrado, la barca subía y bajaba errabunda en las turbulentas gibas de
aquel al que un día llamara "mi río". En la orilla su mano agitaba un ¡espera! ¡regresa! pero la nave de
papel con su nombre en el costado carecía de timón y el impulso del viento
llevó atado al velamen la mutua promesa de eternidad.
"... el pasado vive en la Plaza de Tacuba..."
Un día armé otro barquito con la
hoja del cuaderno, esperé la benevolencia hermanada de las dos corrientes y con
un ramito de amapolas —por enseña— navegué de regreso en "nuestro
río". Otras eran los muñecas, otros los anhelos y en las aguas apacibles
vi que en aquel retrato ondulante tampoco yo era ya el mismo.
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