jueves, 4 de marzo de 2010

... ¡espera!


Arcos en patio de casa y peculiar esquinero en la unión de las calles de Comercio y Juárez.





Adorno y balcón en la primera casona construída en Jerez (calle de la Aurora).

Aunque la veleta girara en  sentido desacostumbrado, la barca subía y bajaba errabunda en las turbulentas gibas de aquel al que un día llamara "mi río". En la orilla su mano agitaba un ¡espera! ¡regresa! pero la nave de papel con su nombre en el costado carecía de timón y el impulso del viento llevó atado al velamen la mutua promesa de eternidad.
               


"... el pasado vive en la Plaza de Tacuba..."

 Un día armé otro barquito con la hoja del cuaderno, esperé la benevolencia hermanada de las dos corrientes y con un ramito de amapolas —por enseña— navegué de regreso en "nuestro río". Otras eran los muñecas, otros los anhelos y en las aguas apacibles vi que en aquel retrato ondulante tampoco yo era ya el mismo.


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