jueves, 4 de marzo de 2010

Espuma

Torre de la Parroquia
Acrílica sobre tela
30 x 40 centímetros.


Esquila y su contrapeso en el campanario de la torre de la Parroquia jerezana.

"Desde el año de 1573 es erigido canónicamente el Curato de Jerez, con el aval del Papa Gregorio XIII, como Parroquia de San Ildelfonso de la Villa de Xerez de la Frontera, denominada 'de la Inmaculada' desde 1963, la cual tenía su sede en un pequeño templo dedicado a la Vírgen de la Concepción, reconstruído en 1728 y concluído oficialmente en 1754, en el que se veneraba al Santo Patrono y al subtitular que era Domingo de Guzmán; el primero celebrando su fiesta el 23 de enero, a cargo del Ayuntamiento y el segundo en agosto."


El vacío arco para la olvidada e inexistente "campana de difuntos" en la lateral del templo y remate en la columna derecha de la portada en la Parroquia.


Y estoy sobre esta roca en la que busco el origen de tu sombra, devuelvo al océano un canto rodado que contiene un nombre musitado. Vine a bañarme la vida con la fugitiva espuma de las aguas que bauticé por ti, que bullirá hasta transformar las vocales y desvanecer las aristas de las consonantes para ser en el futuro traza borrosa y atona. Gemirá el mar en la tormenta, será su evidencia un susurro calmo, bajará lentamente para cubrir con "la alta" esta roca en la cual una caracola perdió forma y abandonó un velo blanco en el precario rostro oscuro impactado, escaldado atrozmente por el sol.
                Ya no recuerdo si vinimos los dos a esta atalaya mínima, la confusión de recuerdos apenas si alcanza para unir dos nombres bruñidos por lluvias, vientos impetuosos y templados, enfriados durante las noches de la gran luna, reventados por el calor del medio día.


El agua eterna trae y lleva sin lógica humana el presente refundido en un pasado del que rescatamos las alegrías, en donde ahogamos las penalidades; estalla en este futuro anticipado para engañar los ideales con efímeros escotomas turbulentos. Hay recuerdos que la certeza deconstruye; esta mente zafia desdora múltiples verdades y a la vez desconcha imposturas gratas. ¿Es tu voz a la que imita el flujo hasta engarzar un lamento por nombre? ¿Es el tono cascado de mi voz semejante a aquella cuando te llamaba o sólo una pésima recuperación de lo que alguna vez fue vitalidad?



Un ventanuco abre el muro posterior de la Parroquia al espacio de la Plaza Tacuba en donde la vegetación refresca la vista desde los macetones floridos.

Quizás esta roca/atalaya emergida hace centurias no está en donde aún la "veo"; vuelve la duda para cancelar la validez de dos nombres ligados y una ausencia impostora. Quizás en esta vorágine de esperanzas y recuerdos sólo fuimos, somos y siempre seremos espuma para el inicio de una creación fugaz y perecedera; quizás este espumarajo es sólo un sueño estruendoso que desaparecerá sin dejar un rumor de su ensordecedor y estéril esfuerzo sobre la roca, contra el acantilado en donde anida esperanzado un alción.

Adorno en el dintel de la portalería de Tacuba 1. Casa del curato.

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