jueves, 4 de marzo de 2010

El intento


El Santuario de noche después de la lluvia
Acrílica sobre tela
30 x 40 centímetros.
[Colección: José Alfredo Saldaña Tiscareño]

Buscamos lo eterno en el aborregado arco del cielo para encontrarnos en el recodo donde ondula el idealizado río bullicioso de encanecimiento prematuro; la esperanza fútil disfrazaba el empeño oculto en la cueva fantástica del alborotador chaneque; junto a la imposibilidad, escaldó el roce de una mano para coartar el denuedo.


Angelitos testimoniales sur y norte en el exterior y al fondo de las laterales del Santuario.




Hubo días buenos, beatíficamente luminosos, frases consumadas entre aromas aspirados, sueños bienaventurados con finalidad de compartirlos y una espantosa tortura en las horas de no vernos.


Esquinero y cartucho en portada exterior.




Latencia vibrante en la mirada sin remiendo ni temporalidad, anhelo de ser más en el otro y los dos los mismos al mismo tiempo; referencia con siete clavos en los cuerpos infinitos, una tonada ajena adoptada con naturalidad.





Quedan por responsos los amasijos de noches templadas y un mediodía glacial junto a una retahíla de torpezas; las frases enturbiadas con fingimientos por corazas fueron un saber llegado a destiempo con la edad.
Un segundo tras un minuto más, días encadenados a otros semejantes y en ello cursamos temporadas buenas —las menos— para compensar las malas mezcladas con penurias y desasosiegos.


[Colección: Jorge E. Ramírez Mejía]


Esquinero en el Santuario
Acrílica sobre cartón
12.7 x 17.5 centímetros.

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